¿Se mueve o no? Te contamos qué es la persistencia retiniana

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Más de una vez hemos puesto nuestra visión a prueba con “juegos de imágenes” que circulan por las redes. ¿Pero realmente sabemos qué sucede? Es decir, ¿por qué se produce ese efecto de movimiento? ¿O realmente se mueve? En esta entrada lo vamos a explicar.

La retina es una capa de tejido situada en la parte posterior del ojo. Es un trocito de cerebro que se proyecta al interior del globo ocular y está encargado de percibir la luz, recoger las imágenes y producir señales eléctricas que son conducidas a través del nervio óptico hasta nuestro cerebro central, el cual se encarga de crear las imágenes que vemos. La retina suministra la visión nítida y central necesaria para leer, conducir y ver los detalles más pequeños.

Se podría decir que esta capa es como una pantalla en la que se proyecta la luz y se plasman los estímulos visuales que percibimos. Es por eso que la retina juega un papel fundamental para el desarrollo de una correcta visión, ya que al estar compuesto por células nerviosas cerebrales, extremadamente delicadas y además incapaces de reproducirse, cualquier cosa que le afecte puede llegar a causar un problema grave. Debemos prestar especial atención a determinadas señales que nos mandan nuestros ojos para detectar si existe algún problema.

Algunos cambios que se pueden presentar son:

– Cambios en la nitidez a la hora de percibir las cosas.

– Los colores no se ven igual que antes.

– Destellos o moscas volantes.

– Incapacidad para ver líneas rectas, es decir, cuando se juntan o se ven como onduladas en vez de rectas.

Si aprecia alguno de estos síntomas es conveniente realizar una revisión oftalmológica para descartar cualquier enfermedad ocular, siendo siempre conveniente detectarla de manera precoz.

El ojo humano presenta un fenómeno muy interesante: la persistencia retiniana, descubierto por el científico belga Joseph-Antoine Ferdinand Plateau. Este hecho demuestra cómo una imagen permanece en la retina durante una décima de segundo antes de desaparecer, esto permite que veamos la realidad como una secuencia de imágenes que el cerebro interpreta como una sola imagen visual móvil y continua. Es decir, al colocar un objeto frente a los ojos y tras un intervalo de tiempo se retira de repente, el ojo tiene la sensación de seguir viendo el objeto. Incluso cuando éste ya no está frente el ojo, la visión del objeto persiste durante al menos un instante.

Esto se produce debido a que cuando la luz llega a la retina y se envía la señal nerviosa al cerebro, necesita un tiempo para que la señal se procese, por lo que, el cerebro retiene la impresión de iluminación durante un intervalo de al menos 0.1 segundos después de que la fuente de luz se retire.

Este efecto también está relacionado con el desarrollo del cine y su evolución hasta lo que hoy en día conocemos como el séptimo arte. En sus inicios, las imágenes no tenían ese movimiento tan natural como el que se puede ver en la actualidad y las imágenes eran en blanco y negro. Al no contar con sonido y proyectarse a una gran velocidad daban sensación de movimiento. En concreto, en el cine en blanco y negro, se pasaban 18 imágenes por segundo ya que se decía que era el mínimo para poder crear el efecto de movimiento, actualmente, se proyectan 24 imágenes por segundo para adaptarse mejor a la frecuencia utilizada en la televisión.

Persistencia retiniana y efecto Phi

Ésta es una de las teorías que trata de explicar esta ilusión óptica, pero también podemos oír hablar del Fenómeno Phi, teoría elaborada por el psicólogo alemán Max Wertheimer. Se basa en afirmar que nuestro ojo ve una imagen fija que nuestro cerebro termina de completar. Es decir, nuestro cerebro es el responsable de rellenar esos huecos espacio temporales y de ahí que se dé la sensación de movimiento.

La persistencia retiniana es una característica de nuestro ojo que provoca que las imágenes que se observan no se borren instantáneamente. Este hecho, hace que las imágenes que se visualizan, queden guardadas por un instante en el cerebro. Por ejemplo, cuando se hace girar una cerilla podemos conseguir que ésta parezca formar un círculo de fuego en el aire, lo mismo sucede cuando se hace con un LED encendido.