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¿Sabías que las mejores gafas de sol no son las más caras?

Además, es importante saber que tampoco hay que adquirir este importante accesorio para la salud ocular en puestos callejeros o tiendas que no son específicas para su venta.

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Aunque mucha gente no se las quita en todo el año, el buen tiempo hace que gran parte de la población utilice gafas de sol en esta época. No se debe concebir como un capricho o una cuestión estética sino más bien se trata de salud, debido a que la luz puede dañar nuestros ojos, por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) las incluye entre sus recomendaciones. De hecho, cuando la luz UV pasa del índice 6 es muy aconsejable protegerse.

Cuando vamos a comprar unas gafas de sol es imprescindible comprobar el distintivo de la CE y el UV, éstos indican la protección frente a los rayos ultravioleta. No obstante podríamos ser víctimas de una falsificación sino se adquieren en el lugar adecuado, por ello, lo más recomendable es acudir a un establecimiento óptico y nunca acudir a un top manta.

Las gafas tienen dos elementos de protección: el tinte de la lente, que la hace oscura, y el filtro solar, que absorbe los rayos ultravioletas. ¿Qué sucede con las que podemos encontrar por ejemplo en un mercadillo? Al ser de mala calidad podrían no tener este segundo elemento, tan importante.

Al llevar un color oscuro, la pupila se dilata dejando entrar más luz y a su vez  también nos llega mucha más radiación dañina a nuestros ojos. Por eso, es mucho peor llevar unas gafas oscuras sin filtro UV que no llevar gafas. Cuando vamos sin gafas nuestra pupila se adapta, contrayendose para dejar pasar menos luz y radiación, con lo que resolvemos gran parte del problema.

Categorías

Hay que tener en cuenta que aunque sean de buena calidad, no todas las gafas de sol son iguales, así que otro aspecto importante a la hora de elegirlas es, que depende, de la cantidad de luz que deja pasar su filtro solar.

La categoría 0 se le asigna a las lentes muy claras, que absorben menos del 20% de la luz, así que son aptas para días nublados e interiores. Incluso nos permitirían ver de noche.

Categoría 1, llevan un filtro que absorbe entre el 20 y el 56% de la luz y adecuadas para cuando la luminosidad es leve. No obstante, a partir de esta categoría, los expertos advierten de que no se utilicen en conducción nocturna.

Categoría 2 son más coloreadas, absorben entre el 57 y el 81% de luz y se aconsejan para una luminosidad solar media, como un día soleado normal.

Categoría 3 hace referencia a las lentes oscuras que absorben entre el 82 y el 92%, aptas para situaciones de luminosidad muy fuerte, como las que experimentamos en la playa o en la montaña.

Finalmente, las aconsejadas en casos de luminosidad extrema se agrupan en la categoría 4 y absorben entre el 93 y el 96% de la luz. Serían las necesarias para esquiar y alta montaña.

No obstante, no es necesario tener una colección de gafas de sol para cambiarlas según cada situación. La mayor parte de las gafas que se venden son de categoría 3, las cuales ofrecen una amplia protección.

¿Pueden ser buenas y baratas?         

Las mejores gafas, al menos desde el punto de vista de la salud ocular, no tienen por qué ser las más caras. No tienen por qué ser de la marca de moda, pero nuestros ojos lo agradecerán igualmente.

Tampoco es imprescindible que sean polarizadas. La polarización tiene como objetivo eliminar cierto tipo de luz como los reflejos, así que puede ser recomendable para algunas actividades y para conducir, pero para evitar los daños en los ojos es suficiente con el filtro UV.

Daños oculares

Pero, ¿qué efectos dañinos pueden producirse? Uno de los más habituales es el pterigium, crecimiento anormal de la conjuntiva sobre la córnea que se presenta en forma de carnosidad. Queratitis solar, afecta a la córnea en forma de problemas visuales, inflamación y dolor. A largo plazo pueden aparecer determinados tipos de cataratas relacionados con la exposición al sol; así como la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad), patología ocular que afecta a la retina y es la principal causa de ceguera en personas mayores.

¿Hay que proteger del sol a los niños?

Una duda habitual es si los niños deben llevar gafas de sol y la respuesta es que en su caso todavía es más necesario que en los adultos. Las razones son similares, pero además porque presentan un cristalino más inmaduro que permite dejar pasar más radiación ultravioleta.

Además, su exposición al sol puede llegar a ser hasta tres veces mayor que la de los adultos, por ello, del mismo modo que se tiene un cuidado especial con su piel, también conviene que se tenga con sus ojos.